¿Se puede hablar de amor? ¿Se puede hablar de Fraternidad? Es difícil hablar
de lo que se experimenta, se vive profundamente, que es a la vez evidente e
imperceptible… No se puede sino ser reductor, y es evidente que el amor
fraternal puede tomar formas infinitas que no podrían resumirse ni ser
abordadas en este texto… ¡Esto último no puede sino ser otra cosa que
decepcionante! Tanto más cuando se habla menos del amor así mismo, que de sus
métodos de expresión.
Con el fin de entender algunos de nuestros funcionamientos, y con el fin de
mejorar algunas de nuestras prácticas, me pareció cómodo y necesario ser un
poco simplificador, elegir algunos signos un tanto arbitrarios y constituir
esta pequeña guía del amor fraternal en tres posiciones y siete variantes.
¿En esta reflexión obviamente altamente simbólica (a partir del título ya
no hay el paso, el amor, la fraternidad, el número 3 y el 7? …), no es
necesario esperar a encontrar las recetas de la seducción, tanto de los
Hermanos como la de las Hermanas, del sexo como del poder; no hay mucho que
aprender de la mayoría francmasones en este ámbito…
En realidad, se trata sobre todo de reflexionar sobre nuestros métodos de
percepción del mundo y sobre nuestras relaciones con nuestros semejantes (cuyos
HH.:. no son más que un caso particular). El amor Fraternal es en efecto el substrato
del vínculo que debería existir entre todo humanos como entre todos los
Francmasones. y las posiciones del amor fraternal son también las de nuestra
interacción con el mundo.
Esquemáticamente la concepción que se hace del mundo puede basarse en dos
posiciones:
- Aquellos que consideran el mundo como una cuestión acabada; Ya no les
queda nada por arreglar o encontrar. Se les puede calificar de “pasivos” . Es
el reino de la defensa de los acervos, de las decisiones reaccionales cuando no
son reaccionarias
Y luego están aquellos para los cuales el mundo está abierto y son
susceptibles de recibir la impronta de que los “hombres de buena voluntad”
pueden imponerse. Se puede considerar como una postura “activa”. Es el espacio
de la promoción del movimiento, de los compromisos progresistas, o incluso de
los resplandores revolucionarios.
Realmente hay a menudo una verdadera bipolaridad, que constituye una
tercera posición, con una alternancia de las dos primeras posiciones en un
movimiento más bien incierto más que una síntesis aproximativa. La permanencia
se distingue de la fijeza, ya que el progreso resulta de la recomposición de
las “invariantes”.
En Masonería este movimiento debería asumirse con todas sus
contradicciones, pero se da generalmente una conducta paradójica, que consiste
en protestar su adhesión a una institución enteramente basada en la posición
activa, mientras que se consume toda la energía individual en defender la
aparición de una posición enteramente personal consagrada a la defensa personal
y la inacción… Se puede ser totalmente capaz de proclamar su participación en
el progreso de la humanidad, muy en la línea de un soporte sobre la defensa de
un nicho ecológico que garantiza una identidad social cuando no es un verdadero
espacio de supervivencia.
Recorramos pues estas tres posiciones ante el mundo y los seres humanos,
enriqueciéndolas al menos con otras siete alternativas o variantes posibles,
que permitan más o menos la expresión de este vínculo potencial que es el amor.
1. Posición “pasiva”
Para los que lo quieren, o creen que el mundo está ya acabado. Se trata
preservar su paz y tranquilidad, exponiéndose lo menos posible. Ello les obliga
a tomar una altura real o a veces supuesta frente a un mundo cuyo orden se
respeta o se mantiene como establecido, lejos del tumulto, la rebelión, o la
arrogancia de los que creen en cualquier cosa.
I. Variante Positiva de la posición pasiva
En su variante positiva, es lo que podríamos denominar como la posición del
estoico, del taoísta o del budista. No hay por qué luchar contra la naturaleza
por dolorosa o injusta que sean las cosas, los seres, o la vida. Solamente
soportarlo para los unos, y trasladarse a sus causas para otros.
Individualmente puede ser el principio del camino de la serenidad y la
ecuanimidad, de la sabiduría.
Es también la capacidad de ser receptivo, de escuchar. El camino comienza
siempre por esta escucha, de uno mismo y de su corazón, que conduce a veces a
escuchar un poco al otro, que debe reconocerse como Hermano. Es pues el
fundamento de la posición del Aprendiz así como la clave de la visita del
interior de la tierra (es necesario saber entrar en uno mismo para descubrir la
potencia del VITRIOL).
Colectivamente eso se traduce sobre todo en el respeto y la perpetuación de
la tradición heredada. En un Taller esto es una prenda interesante de
especulación y armonía más que de creatividad o mejora de la sociedad: el
“dejar ser” se presenta como la puerta de la eternidad en la disolución en Gran
Todo, y ello puede también constituir la fuente de toda desmovilización.
II. Variante negativa de la posición pasiva
En su variante negativa se abre la puerta al estancamiento, a la apatía, o
incluso al suicidio. Séneca decía:“si tu espíritu sufre y su enfermedad le
priva de toda alegría, tu puedes acabar con sus desdichas”. Individualmente
ello empuja a mantener la ilusión, y a refugiarse en las falsas realidades. La
aparición de la serenidad se basta incluso ella misma, la pasividad sustituye a
la receptividad o al traslado. Es importante evitar el cuestionamiento para
preservarse de la angustia de la evolución. El método de vida se basa en
aprovechar la ocasión, aprovecharse de lo que está al alcance, la comida, “la
cucaña” o a costa de los más generosos…
Colectivamente eso conduce a una sociedad basada en el uso más que en la
tradición, se repiten las mismas conductas por habituales y cotidianas sin
conocer ni buscar el sentido. El grupo consume más que produce, por lo tanto
destruye lo que se le aporta y se deja invadir por sus residuos… Este consumo,
para garantizarse, reclama una organización del clan en el que el grupo se
reúne en torno a un jefe totémico encargado de transmitirle las migas de los
subsidios recibidos del cielo o del soberano.
En el taller, esto se traduce en la pasión del título, el maridaje por el
decorado, que resume una identidad artificial, vela púdica del grado cero del
trabajo de la investigación, apenas prolongado por las libaciones pasivas de
una fraternidad de habitación húmeda.
2. Posición “activa”
Para los que la adoptan, el mundo está siempre, infinitamente abierto, un
móvil ofrecido a su influencia, y receptivos a su impresión. Están dispuestos a
rebelarse contra las verdades establecidas para buscar del otro el ir más
lejos, y batirse contra todos los límites.
III. Variante Positiva de la posición activa
Dentro de esta variante positiva, que esencialmente se trata de batirse
contra los propios límites para desarrollar sus potencialidades y ponerlas al
servicio de todos. Individualmente esta variante se basa en el postulado de que
“yo me puedo cambiar”. Eso implica por supuesto saber observarse, analizarse,
cuestionarse. Al límite, eso consiste en creer que la mejor manera de cambiar
el mundo es cambiar la mirada que se coloca sobre él. Es la certeza al menos de
que no hay evolución colectiva sin toma de conciencia interior, sin evolución
individual. El amor fraternal depende pues sobre todo del amor que se es capaz
de desarrollar sobre sí, de hacer irradiar, de inducir, de compartir. Es una
posición que desemboca en la acción basada en el don.
Colectivamente esta alternativa promueve la convicción que se puede
contribuir a la evolución de la humanidad a la cual se pertenece. Una red de
iniciados, a falta de almas despertadas, puede constituir la sal de la tierra y
fertilizar la evolución colectiva hacia una mejor humanidad y una sociedad más
justa. Básicamente, una formación, una educación es posible que sea posible por
el ejemplo de la emulación, de la influencia, de la información, etc
En el Taller, es la posición que favorece la instrucción de todos los
grados que se supone avanzan en el perfeccionamiento, es la que incita no sólo
a reflexionar sobre los problemas de la sociedad sino también a promover por
todos los medios posibles los valores más progresistas. No se debería dudar que
esta posición es la fundamentalmente la que sostiene la institución masónica.
IV. La Variante Negativa de la posición activa
En su alternativa negativa, esta posición reivindica el amor de los otros,
que deben compensar los límites que se niega a cuestionarse a sí mismo.
Individualmente eso consiste sobre todo en reclamar amor por parte de los
otros; del exterior. Por supuesto este amor, cualesquiera que sean sus
manifestaciones, es siempre insuficiente… Se reclama pues atención,
privilegios, y se exige que otros se mejoren, se perfeccionen. Se pasa más
tiempo viendo la paja en el ojo del vecino y por supuesto descuidando la viga
que uno mismo lleva. Inevitablemente hay siempre una decepción presente por culpa
de los otros, Es poca la ocasión de construirse a sí mismo e incluso se cultiva
sobre todo la frustración de su propio ego y las compensaciones que exige. Para
que este sistema funcione es necesario, y en paralelo, desviar la atención de
sus propias insuficiencias: evitar el cuestionamiento e imponer una renovación
de las diversiones,
Colectivamente esta posición empuja a participar en las redes del poder. En
el mejor de los casos el grupo teje redes de influencia subterránea, organiza
el “cabildeo”, en el peor predica la dificultad, sistematiza la relación de
fuerza. Se prefiere la manipulación al despertar de la conciencia, el cambio
está al servicio de y reforzamiento de dominación más o menos manifiesta.
En el taller - o en la Obediencia - este método de relación es la fuente
permanente de la constitución de subgrupos organizados para la conquista de los
cargos o las funciones. Favorece la crítica o la pasión, las separaciones.
3. Bipolar
En realidad la relación fraternal es a menudo ambivalente. En primer lugar
porque es la ley de las polaridades: nadie es nunca completamente activo o
completamente pasivo, cada tendencia contiene al menos siempre un germen de su
contrario, y esta heterogeneidad es la fuente de todos los movimientos. Y
porque integramos la historia de nuestras oscilaciones, nuestras revocaciones,
nuestras experiencias, en una conciencia diacrónica: a cada momento hay siempre
un frente y un después de él , y la continuidad del tiempo es también una
sucesión de rupturas y contradicciones.
Si se reanuda el modelo activo pasivo, se constatan pues aún dos variantes
o alternativas según la polarización del tiempo.
V. Alternativa Activo pasivo
Es la posición del nostálgico, o del rentista. El masón que adopta esta
posición afirma de buen grado que ya dio mucho, y que es mucho lo trabajado.
Eso puede ser cuando había jóvenes Aprendices o Compañeros en los grados azules
o si accedió a los Talleres denominados “superiores”. La glorificación del
trabajo realizado sería totalmente honorable si la evocación del pasado, o de
una parte misteriosa, no duplicara una determinada propensión a prescindir del
trabajo presente… Y si la evocación que emanada de la experiencia adquirida no
se acompañara también, a veces, de una distancia crítica con relación a todo lo
que es actual.
Colectivamente eso
permite glorificarse de una herencia mítica. La historia del Francmasonería, se
reconstruye “enjolivée” se dice, o incluso, se prevé que conocidos Hermanos
recuperan pasadas calidades para evitar implicarse en el presente.
Es otra forma del
trabajo por procuración. Aunque el taller o la obediencia no tuviera nada
que proponer, incluso si las planchas y los discursos fueran compilaciones
estériles, la aureola que se les asignarían a los predecesores sería de luz.
Aunque la Obediencia estuviera al borde del caos, las vitrinas de sus
museos y los dorados de sus entarimados garantizarían su respetabilidad a falta
de su influencia.
VI. Alternativa Pasivo activo
Es la posición del descontento o del militante. Individualmente en
Francmasonería es la práctica que se aborda cada día o en cada tenida un
reto en suma que sobrepasar. Cada reencuentro es la esperanza de un influjo de
consciencia que transforma un mundo no siempre demasiado hecho, y a la espera
de una mayor luz demasiadas veces rechazada. En cada mirada de un Hermano
resuena como una llamada “He dormido lo suficiente, suena la hora de la
fraternidad” y ésta debe pasar por mí".Colectivamente es una llamada a la
creatividad: debe de haber un tiempo para la acción en el mundo, preparados por
un tiempo por la meditación en el Templo, lejos del tumulto del foro. Es la
llamada que debe compartirse por la luz de la iniciación y el trabajo, después
del estrechamiento de los vínculos de la fraternidad silenciosa.
Pero esta pequeña guía no estaría completa de verdad si no abordara una
posición central que es la ausencia incluso de posición, y que es el cruce de
todas las alternativas, el punto central de sus transformaciones. Quiero hablar
de esta forma de amor que es la indignación fraternal.
VII. La indignación
Tenemos necesidad de la Iniciación para estimularnos y comenzar el viaje.
Pero tenemos seguramente también la necesidad de la indignación para seguirlo o
renovarlo. La indignación, abre en efecto las válvulas del cuestionamiento de
los equilibrios por el desbordamiento del ideal insatisfecho. Allí donde hay
una práctica de falsos pretextos que sustituye a la exigencia. Allí donde hay
una duplicación estéril, se vuelve a poner la interrogación. Ya que “salir
fuera de uno mismo” significa también “más de nosotros mismos”, desarrollados
por una feroz voluntad de reintegrar dentro del orden humano (o fraternal) lo
que se oculta…
¿El personaje de Jesús que expulsa a los negociantes del Templo no es una
imagen de un amor fraternal exigente o consciente de la dimensión sagrada que
debe restaurarse, no puede traducirse sino en una santa cólera? Aristóteles
consideraba, él, la cólera como “la espuela del valor”. Ya que es necesario
valor para abandonar una posición probada y explorar otro posibles…
Es también el coraje de la incertidumbre ya que el deber de decir no a todo
el mundo no se acompaña de la maestría de sus consecuencias de un necesario
cuestionamiento. Aún a riesgo de patinar hacia la cólera, hacia la ceguera o la
renuncia… Tanto más si la evolución impone el cuestionamiento de los órdenes
establecidos, se puede creer que debe irse contra la injusticia mientras que no
se hace más que rechazar la opinión de los otros. La indignación sin el amor es
aislamiento y destrucción, mientras que la indignación fraternal es
restauración de la búsqueda de un ideal sin cesar amenazado de pérdida.
El éxito de esta búsqueda pide superar muchas paradojas, muchas
oposiciones. Básicamente la FM llama a la evolución, por lo tanto al
desequilibrio, mientras que todos los individuos al igual que los grupos buscan
espontáneamente el mantenimiento de los equilibrios. La tensión, o incluso el
conflicto forman pues parte del camino masónico [aunque ello no siempre se
entienda]. La clave de este rebasamiento es la capacidad de colocarse en otra
dimensión que la de la confrontación “horizontal” de las oposiciones (el pavés
mosaico). Y de inscribir el cuestionamiento en el marco de un vínculo fuerte
(entre Francmasones con el objetivo o valores comunes), en una comunidad, la de
una humanidad común, que permite una conciencia común, por lo tanto un vínculo
de unidad en la diversidad.
Evolucionar será sobrepasarse todavía más, por lo tanto será “ponerse fuera
sí”. Mantener un vínculo con un centro de unión es que exista el riesgo de perderse
durante la búsqueda. Así como saber componer las distintas posiciones posibles
en función de las fases del trabajo, es lo que siempre ha recomendado la
Alquimia, el éxito depende al mismo tiempo de la lectura, el rezo y el trabajo
(, ORA, et labora!).
Seguramente el lector tiene sus propias posiciones y alternativas
preferidas, y quizá adopte otras diferentes a las que aquí he abordado de una
forma esquemática. Hay grandes cambios y es probable que sus opciones estén
bien establecidas, y probablemente de forma inconsciente. Pero más que
teorizarlas aquí, lo mejor es oficiarlas, ir a una experimentación y a una
interrogación sin conclusión: todo trabajo sólo tiene valor si se experimenta,
y el camino de la evolución comienza siempre por cuestionamientos. Entonces:
¿Somos nosotros los adeptos de un mundo cerrado y estable, o abierto y dudoso?
¿Tememos más las jaulas o el caos? ¿La retórica exime de la acción? ¿Los
atributos del poder confieren realmente esto último? Hacer gestos de amor basta
para gustar?
Michel EYNAUD
Traducción libre de Victor Guerra.
Agradecido y Honrado por Permitirme Publicar en mi Humilde Blog.
T.·.a.·.F.·.