lunes, 19 de febrero de 2018

LA BOLSA DE BENEFICENCIA



La segunda bolsa es conducida por el hospitalario, que también hace el giro obedeciendo a la jerárquica funcional; ofrece la bolsa a los Hermanos sin mirar la mano que coloca el óvulo.

Contribuir financieramente a la beneficencia es uno de los deberes más serios de todo masón, ya que junto con su óvulo lanza sus "fluidos espirituales", que imantan los valores, dando a aquellos que los reciban como caridad mucho más que un valor material.

Cuando ponemos nuestro óbito debemos ver al destinatario, enviándole nuestro cariño y votos de prosperidad. En estos instantes transcurridos con el giro, el masón debe procurar estar en meditación,
valorizando así su gesto altruista.

¡No se exigen valores, pero calidad! Una simple moneda imantada puede resolver el más grave problema financiero; no olvidemos el óvulo de la viuda, ni la multiplicación de los panes y los peces.

Todo es posible dentro de una tienda, ya que se abre bajo los auspicios del Gran Arquitecto del Universo, Y al Progreso de la Humanidad.

El "más bien aventurado lo que da, que lo que recibe".

No debemos sólo donar las sobras, sino lo que nuestro corazón determine.

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