lunes, 16 de marzo de 2020

EL HERMANO HOSPITALARIO.



Entre los Oficiales que componen una Logia masónica, el H:. Hospitalario encarna la virtud de la Caridad, como lo testimonia el corazón que figura en la joya de su collar.
Es el depositario del “Tronco de la Viuda” o “de Beneficencia” destinado a socorrer las necesidades pecuniarias de los miembros de la Logia y de sus familias impedidos por motivos de salud o de otra índole. Él es asimismo el lazo que la Logia mantiene con los HH:. enfermos que no pueden asistir a los Trabajos.

Fuente: Diario Masonico

En todas las logias hay un oficial que en ocasiones pasa desapercibido, como es el hermano hospitalario. Su función principal es la práctica de la caridad, en silencio y discretamente cubre las necesidades de los hermanos enfermos, en desgracia, y, de los pobres o necesitados.

Esta función existe en todos los ritos y en todos los grados. El Hospitalario
lleva a veces el nombre de "limosnero". Es el encargado de recoger y de
distribuir las "limosnas", de ir a visitar a los hermanos enfermos, de apoyar
a los que están en dificultades, de inquirir y velar por la buena situación de
las viudas y huérfanos de los hermanos, de averiguar por los motivos de
las ausencias que no han sido justificadas, ya que pueden tener que ver
con sus competencias. Él es el "corazón" de la Logia.


La existencia de este oficial se remonta a la antigua masonería operativa.
Existe actualmente en el "compagnonnage". Al igual que el Tesorero, el
Hospitalario no se encuentra entre los siete oficiales indispensables para
que la Logia sea "justa y perfecta". El rito Emulación lo considera como
"facultativo, pero prácticamente obligatorio".
El Hospitalario se sienta generalmente al pie del Oriente, cerca del
Secretario y sobre la Columna del Septentrión.
En el plano simbólico, es "Jesed", la gracia, en el árbol de las sefirot y la
tierra "nutriente" en el sistema cósmico.
La joya del Hospitalario es una "alcancía para la limosna con un corazón
en el centro" o bien una simple bolsa.
El Hospitalario administra una caja autónoma que se llama el Tronco de la
Viuda. Los Francmasones, haciendo referencia a Hiram el arquitecto, son
"los hijos de la viuda". Hiram fue hijo de una viuda, tal como se indica en el
libro de "Reyes" y también en el libro de las "Crónicas" del Antiguo
Testamento. Horus también nació de una viuda, Isis, según narra la
leyenda egipcia de Osiris. Es interesante analizar estos mitos cuyos
héroes crecen sin tener que confrontarse con la imagen del padre...
El Hospitalario efectúa lo esencial de su trabajo por fuera de las reuniones.
Se requiere entonces que esté muy disponible. Además, sus cualidades
esenciales son el amor y la entrega. Debemos señalar que hay que insistir
en esas palabras. Con demasiada frecuencia el hospitalario se limita a
administrar el tronco que le es confiado haciendo donaciones y préstamos
con la autorización del Venerable. Los destinatarios de esas donaciones y
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préstamos son asociaciones, hermanos y viudas. Eso está bien pero no es
suficiente. Además, el hospitalario debe preocuparse por las ausencias,
independientemente de que se hayan presentado o no excusas, y se pone
en contacto con los hermanos ausentes con el fin de averiguar
exactamente lo que les ocurre. Eso está bien también y es necesario; pero
tampoco es suficiente.
La solidaridad es un deber y un derecho de todos y cada uno; pero no es
solamente eso. Si abordamos esta noción solamente en términos de
deberes y derechos, ignoramos al corazón y la vivimos de una manera
exclusivamente cerebral. En esa perspectiva, la solidaridad se organiza
como un "servicio", en el sentido administrativo de la palabra, y es
practicada en un contexto de formalidades reglamentarias.
La solidaridad, a la luz de una comunidad iniciática, no aparece solamente
bajo el aspecto de un derecho y un deber; sino que resulta algo totalmente
natural. Eso quiere decir que su esencia es, simplemente, el Amor. En esta
perspectiva la administración y sus normas permiten una adecuada gestión
sin convertirse en una férula. Dicho de otro modo: la función de solidaridad
se cumple de acuerdo con unas normas necesarias; pero no se
desentiende de un problema tan pronto este no se encuentre previsto en el
reglamento. Cuando la solidaridad se plantea como un elemento natural,
ello hace que se tome en cuenta a la vez lo espiritual y lo material: cuando
se recibe pan de la mano de un amigo, se está recibiendo mucho más que
un poco de alimento. Ese pan no es solamente pan; también es la
manifestación de una presencia amiga y reconforta el corazón a la vez que
el estómago.
El Francmasón familiarizado con el pensamiento simbólico sabe bien lo
anterior y conoce las correspondencias entre el "soma" y la "psiquis". Por
ello es necesario conferirle a la función de hospitalía una dimensión de
orden espiritual que los usos y los reglamentos tienden a minimizar.
Al escribir estas líneas estoy pensando en una desgracia que pudo ser
evitada: érase una vez una Logia como tantas otras... Un hermano de
dicha Logia no había regresado más y había dejado de llamar a presentar
excusas. Luego de un cierto número de ausencias, la Cámara de Maestros
le envió al Hermano una carta por recomendado conminándolo a ponerse
al día con el tesoro del Taller y a asistir regularmente a todas las tenidas,
so pena de exclusión. Antes de enviar la carta, nadie fue a ver al Hermano.
El Venerable se había limitado a preguntar en Logia si alguien tenía
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noticias suyas y, como nadie dio una respuesta afirmativa, se envió el
recomendado.
Resulta que el Hermano en cuestión tenía tendencia depresiva. Debido a
una cascada de contrariedades de todo tipo que había tenido que enfrentar
había entrado en barrena afectiva y se había replegado dentro de su
"caparazón". Su ausencia en realidad era un llamado de atención que
nadie había comprendido. Su comportamiento era normal desde el punto
de vista psicológico; pero incumplido y condenable desde el punto de vista
del reglamento.
Luego de recibir el recomendado, el hermano se suicidó y, siguiendo la
antigua costumbre, se hizo una cadena de unión alrededor de su tumba.
El Hospitalario debe estar en permanente relación con el tesorero. Este
último debe informarle al hospitalario acerca de todos sus problemas de
cobro. En una comunidad de seres humanos normales, el rigor de las
sanciones debe estar reservado para los miembros cuya mala fe e
indiferencia ya no suscitan dudas en nadie.
En una comunidad que pretende ser "iniciática" y fraternal, en la cual cada
uno se siente responsable del deber de recibir y de transmitir una
enseñanza cuyo propósito es el de despertar y estimular la consciencia y
de mejorar la especie humana, hay que ir tan lejos como sea posible y, en
todo caso, más lejos de lo que se llega en el mundo profano, en la vía del
amor y de la comprensión.
Con el Hospitalario sucede entonces exactamente lo mismo que con todos
los demás oficiales de la Logia: cada uno es el más importante... Si
logramos vivenciar profundamente esta afirmación, que es tan razonable
como ilógica, tendremos posibilidades de éxito en el proyecto iniciático.

Autor: DANIEL BERESNIAK

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